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  • 5 Valiosas Enseñanzas Del Principito Que Olvidamos Al Crecer

    5 Valiosas Enseñanzas Del Principito Que Olvidamos Al Crecer

    El Principito es un libro que forma parte de la vida de muchas personas en todo el mundo, y continúa ganando admiradores cada día, porque a pesar de estar dedicado a los niños, y estar escrito en un lenguaje sencillo, las enseñanzas contenidas en el mismo son enriquecedoras para todas las personas, independientemente de la edad.

    Muchas veces, podemos identificarnos con diferentes personajes del libro en nuestros comportamientos, y cuando leemos la historia, reflexionamos y aprendemos que debemos recuperar la simplicidad y la magia de la infancia, para hacer nuestras vidas más felices y completas.

    El principito

    “Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya.” – El Principito

    5 Enseñanzas preciosas de «El principito»

    A continuación presentamos 5 enseñanzas preciosas del libro «El Principito», que tendemos a olvidar cuando crecemos, pero que deben ser recuperadas y aplicadas en nuestras vidas adultas. Lee y reflexiona.

    1. Conócete a ti mismo antes de criticar a los demás

    «Es mucho más difícil juzgarte a ti mismo que juzgar a los demás. Si consigues juzgarte bien, eres un verdadero sabio».

    A medida que crecemos, el hábito de juzgar a otras personas se va volviendo cada vez más normal, ya que vivimos en un mundo que todavía tiene mucha negatividad. Sin embargo, lo que no percibimos es que las fallas que vemos en los demás reflejan nuestras propias inseguridades. Necesitamos siempre mirar a nosotros mismos antes de hablar de otras personas, y trabajar para llegar a ser personas mejores cada día.

    Los libros nos animan a comprender mejor nuestros puntos débiles y fuertes, para realmente descubrir quiénes somos, y al mismo tiempo nos muestran que debemos identificar nuestro potencial y trabajar hacia nuestros objetivos.

    2. Amor incondicional, respetando la individualidad

    «Es necesario exigir de cada uno lo que cada uno puede dar. La autoridad reposa, por encima de todo, en la razón».

    El principito compartiendo con el zorro y la rosa

    Muchas veces, incluso inconscientemente, presionamos a otras personas a satisfacer nuestras expectativas, sin tener en cuenta lo que ellas desean para sí mismas, lo que acaba por llevarlas a su límite y hacer sus vidas infelices. Este tipo de comportamiento existe en todo tipo de relaciones, familiares, profesionales e incluso en amistades.

    El Pequeño Príncipe nos enseña que debemos respetar a las personas a nuestro alrededor, y exigir sólo lo necesario, sin sobrecargarlas y traer infelicidad a sus vidas. Esta es una gran prueba de amor.

    3. Busca la respuesta dentro de ti mismo

    «Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».

    Los ojos, la gran mayoría de las veces, se concentran sólo en el exterior, e ignoran todo lo que existe dentro de nosotros mismos y de las otras personas en nuestras vidas. Este es un resultado de los estereotipos con los que hemos sido creados.

    Por eso, debemos recuperar el hábito de ver con el corazón, viendo todo lo que existe verdaderamente importante en el interior de cada uno de nosotros. Sólo podemos crear una conexión verdadera con alguien cuando vayamos más allá de lo superficial.

    “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.” – El Principito

    4. Invierte tu tiempo en la construcción de relaciones verdaderas

    «Fue el tiempo que pasarte con tu rosa, lo que la hizo tan importante (…) Fue ella quien me regó».

    Cuando crecemos, empezamos a devaluar nuestro tiempo. Estamos tan atrapados en compromisos apremiantes, gastamos menos y menos tiempo con las personas que amamos, y que son importantes para nosotros. Después, intentamos compensar nuestra ausencia con bienes materiales, lo que nunca es suficiente.

    El principito contemplando la rosa

    La obra de Saint-Exupéry nos recuerda usar nuestro tiempo de forma inteligente, en la construcción de relaciones positivas para nuestras vidas y en la búsqueda de objetivos personales. Además nos enseña que debemos aprovechar todos los momentos con las personas especiales, porque eso es lo que hace la vida valiosa.

    5. Los sentimientos y experiencias son más valiosos que las posesiones

    «Los hombres cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín y no encuentran lo que buscan. Sin embargo, lo que buscan pueden encontrarlo en una sola rosa».

    Tenemos muchos ejemplos de personas que pasan sus vidas enteras buscando algún secreto, que las hará más exitosas, ricas y felices, y cuando están en sus momentos finales, perciben que nunca realmente vivieron, y poseen más decepciones que momentos de felicidad en sus corazones.

    El libro El Principito nos enseña a valorar las cosas que realmente importan, sentimientos y experiencias y dejar de lado bienes materiales, porque más importante de lo que queremos tener es quién somos.
    Cuando das más importancia a tus sentimientos, tu vida se transforma para mejor.

    Te podría interesar leer sobre ¿Cielo o Infierno? es tu elección en el aquí y en el ahora, no en el más allá!

  • ¿Sueles Juzgar A Los Demás? No Lo Hagas Más Por Estas 10 Razones

    ¿Sueles Juzgar A Los Demás? No Lo Hagas Más Por Estas 10 Razones

    Hoy te obsequiamos 10 consejos para no caer en lo fácil a la hora de juzgar a los demás. Caer en estereotipos, decidir a través de la heurística, poner etiquetas… Los seres humanos no somos muy amigos de intentar conocer todo lo posible a las personas antes de hacernos una idea sobre ellas, y sobre eso hablaremos hoy.

    No es poco frecuente juzgar a los demás conociendo poco de ellos. Pese a que no nos gusta que nos juzguen de manera incorrecta, es habitual juzgar a otras personas todo el tiempo. Nos juzgan y juzgamos constantemente, incluso muchas veces sin darnos cuenta del daño que hacemos. Lo peor de todo es que pasamos tanto tiempo juzgando a los demás, que muchas veces no invertimos el tiempo necesario en mirarnos a nosotros mismos y reconocer nuestras propias limitaciones.

    Juzgar a los demás

    Al juzgar a los demás nos basamos en prejuicios y en trivialidades, sin considerar para nada nuestros propios límites en el conocimiento de las circunstancias de la otra persona. 

    10 razones para no juzgar a los demás:

    Para entender las causas de por qué juzgamos o criticamos a los demás, los científicos llevan tiempo investigando que zonas del cerebro actúan cuando lo hacemos.

    La neurocientífica Rebecca Saxe, una investigadora especializada en el análisis de las bases neuronales y psicológicas de la cognición social del Instituto de Medicina de Massachussets, encontró que existe un área concreta del cerebro que se activa cuando tratamos de entender por qué los otros actúan como actúan. Este área se llama unión temporoparietal, y se encuentra entre el lóbulo temporal y el lóbulo parietal del cerebro.

    Al parecer, esta región juega un papel fundamental en los procesos de distinción entre el yo y los demás.
    Por otro lado, un estudio curioso publicado en Trend in Cognitives Sciences, afirma que los ciudadanos valoran las intenciones de una persona y le atribuyen una determinada personalidad o carácter basándose en gran medida en los rasgos de su cara.

    Haciendo daño al juzgar a los demás

    De esta manera, sostienen que la gente tiende a tomar importantes decisiones, desde votar a un político a culpar o juzgar a alguien sin conocerle, basándose en elementos tan arbitrarios y sutiles como los rasgos faciales.

    La acción de juzgar mal a las personas puede resultar muy dañina, no sólo para la persona que juzgamos, sino para nosotros mismos, ya que emitir un juicio errado, nos generará consecuencias desagradables.

    1. Piensa antes de actuar:

    Muchas veces nos dejamos llevar por lo que nos dicen las apariencias externas y otras veces nos dejamos llevar por corazonadas. Es importante que nos paremos unos segundos y analicemos bien la situación. Si vamos a juzgar a alguien, que sea con todas las pruebas sobre la mesa.

    2. Practica el Mindfulness:

    El Mindfulness es una terapia de tercera generación que se basa en técnicas nacidas del budismo. Pero el Mindfulness, lejos de ser una técnica, es una filosofía que tiene como premisa: “no juzgar a los demás ni a uno mismo”. Está demostrado que adoptar una actitud de compasión y de “no juzgar, afecta de manera positiva al bienestar de la persona que practica esta filosofía.

    3. Nadie es perfecto:

    Intenta ser más tolerante con los demás. Puede que no apruebes algo de que alguien ha hecho, pero a no ser que sea algo horrible, vive y deja vivir. Todo el mundo se equivoca, no es bueno juzgar a los demás porque pienses que tú lo harías de otra manera.

    4. Recuerda que no todos somos iguales:

    Siguiendo con el punto anterior, no todo el mundo es igual. Cada persona es diferente y merece respeto. La cultura, la familia, los amigos, la educación que recibimos, todos tenemos una historia diferente que contar. Solo porque a ti no te guste algo no significa que esté mal. Somos iguales en la diferencia, debemos respetarnos e intentar ayudarnos.

    Sufriendo las consecuencias de haber juzgado mal

    5. Mírate a ti mismo:

    Si en vez de pasar más tiempo juzgando y criticando a los demás, pasas más tiempo observándote a ti mismo te darás cuenta de que tú tampoco eres perfecto. Si entiendes que todos nos equivocamos, es posible que seas más tolerante con los demás.

    6. Siéntete bien contigo mismo:

    Cuando somos capaces de entendernos mejor y aceptar tanto nuestras virtudes como nuestros defectos, no solamente desarrollamos una mayor compasión hacia nosotros mismos sino también en general hacia los demás. Las personas que son felices no necesitan atacar a las demás.

    Juzgar a los demás de forma negativa, es atacar.  Atacar es hacer daño.  Estamos llamados a ser seres de bendición para los demás, otra cosa nos perjudica.

    7. Ábrete:

    Ser una persona con una mente abierta y tolerante dice mucho de ti. Mostrar una actitud positiva hacia los demás facilita mucho la comunicación. Además, seguro que conocerás personas interesantes si eres tolerante y tienes amplitud compasiva.

    8. Piensa que las apariencias engañan:

    Pensar mal u opinar sobre alguien, tanto para bien como para mal, sin saber absolutamente nada de él, sin conocerle, sin darle una sola oportunidad, está mal. Hay que tomarse un tiempo para conocer bien a las personas antes de emitir juicios sobre ellas.

    Sufriendo las consecuencias de haber juzgado mal

    9. Recuerda que juzgar puede hacer daño:

    A nadie le gusta que le juzguen de manera incorrecta. Si no te gusta que te lo hagan a ti, no se lo hagas a los demás. Es la regla de oro y todos deberíamos respetarla. Piensa en momentos en que alguien te haya podido herir por haberte prejuzgado. ¿Vas a hacer tú lo mismo con otras personas?

    10. No siempre tienes la razón

    Al juzgar a los demás, aunque creas que posees la verdad absoluta, eso no es cierto. Las cosas suceden por muchas causas y muchas veces no sabes ni la mitad de la historia. Por ejemplo, puede ser que conozcas a una chica atractiva y que tenga una actitud fría hacia ti. Es posible que haya tenido una experiencia en el pasado que le hace ser más precavida a la hora de conocer chicos. Si la juzgas como una persona desconsiderada, es posible que te estés equivocando.

    Como reflexión ante éste interesante tema, considero que es esencial conocernos a nosotros mismos de forma muy intima, muy conscientes y muy presentes. Existe un nivel de consciencia donde comprendes que fuera de ti, no hay nada que juzgar, y puedes ver claramente que cuando juzgas, en realidad te estás juzgando a ti mismo, pues todo lo que percibes en lo externo, no es más que un reflejo de lo que tú llevas en lo interno.

    Juzgar es la forma mágica de poder percibir en los demás, todas nuestras virtudes e imperfecciones. Nuestra responsabilidad es reconocer, aprender y sanar.

    Reconociendo mis defectos en los defectos de los demás

    Cuando reconoces actitudes en otras personas para ser juzgadas, estas identificando una actitud que conoces, de otra forma no la percibirías, y la reconoces porque está en ti. La reconoces porque es una actitud que debes trabajar y sanar en ti. La persona que te está reflejando dicha actitud no es más que un espejo de ti mismo, que te está indicando que hay algo que corregir y perfeccionar en ti.

    Cuando logremos comprender e interiorizar este proceso, seguramente seguiremos sintiendo la tentación de juzgar, pero de forma diferente, desde la plena comprensión de ti mismo, y desde una amorosa compasión hacia tu amado ser, quien requiere ser perfeccionado en su maravilloso camino de evolución espiritual. Sabrás que no hace falta juzgar a los demás, porque cada juicio que emites desde tu nivel de consciencia, lo estás emitiendo hacia tu propio ser.

    Te invito a descubrir Tu Nivel De Evolución Espiritual, y los principios para alcanzar la iluminación.