Tu presente y tu futuro emocional depende mucho de tu relación con tu niño interior, ésta merece ser sanada. Tu niño interior merece ser abrazado, y merece saber cuan inmenso es el amor que sientes por él. De ésta sanación depende tu salud emocional, tu éxito y tu prosperidad en la vida.
Los niños nacen amando infinitamente a sus padres, y nacen asumiendo que sus padres los aman de igual manera. Su relación con la familia en la que nacen es su primer contacto con la conexión humana, por lo tanto, es su primer contacto con el AMOR.
Reconocer las bondades y miserias de nuestra niñez, nos permite sanar nuestra relación actual con nosotros mismos y llevar una existencia emocional saludable.
Aprendiendo a sanar tu relación con tu niño interior:
No importa si en nuestra perspectiva adulta miramos hacia atrás y decimos “esa NO fue una familia amorosa”. Un niño no sabe nada diferente a esta versión de amor que existe en su hogar. Por eso, asocian el amor con el hogar. Cómo se sintieron en su hogar y en su relación con sus padres, se convierte en su definición de amor.
Los primeros seis años de la vida de un niño son los más importantes. No solo son los más transformadores en términos de crecimiento y desarrollo, sino que, desde un punto de vista psicológico, son los años que marcan la «programación» del niño, lo que determinará su personalidad, cómo lidiarán con la vida, cómo definirán el aspecto del amor o sus sentimientos, y cuánta confianza tienen en el mundo que los rodea, entre muchas otras cosas.
Dado que los primeros años de vida se pasan principalmente con nuestros padres o cuidadores, la relación que se forma con ellos en estos años establece cómo nos comportamos en nuestra adultez, ya sea en las relaciones con los demás o solo para la vida en general.
Todos los niños, incluidos aquellos de los hogares más felices o funcionales, experimentan algún nivel de rechazo, tristeza o «trauma». Sin importar cuán grande o pequeño sea.
Podemos pensar que se dejaron heridas reales o percibidas en la infancia, en el pasado o cuando terminó la infancia. Es posible que no nos hayamos dado cuenta, que éstas heridas no han sido sanadas de forma adecuada. Y todavía las llevemos con nosotros, en nuestro subconsciente.
Tu niño interior dentro de ti requiere atención:
Hasta que estas heridas emocionales no logren entrar en nuestra consciencia, se seguirán manifestando en nuestra vida exterior, lo que significa que seguiremos encontrando nuestro YO en los mismos «problemas», en nuestras relaciones con los demás, y con nosotros mismos. Todo ésto se diluye cuando la luz de la consciencia brille, para dar paso a la sanación y el amor.
Tu niño interior puede experimentar dolor, sufrimiento o rechazo. Esto como reacción a algo que tus padres o cuidadores te hicieron. Curar a tu niño interior de manera adecuada, te obliga a analizar la relación con tus padres, hasta el punto en que puedas encontrar en ti mismo la empatía.
Hasta el punto en que puedas perdonarlos por lo que te hicieron, o por lo que tú percibes que te hicieron cuando eras niño.
«El pasado no se puede cambiar, olvidar, editar o borrar, solo se puede aceptar». ~ Desconocido
Intelectualmente sabemos que el pasado no se puede cambiar, pero muchas personas aún conservan recuerdos de su infancia, en los que experimentaron alguna emoción negativa.
Algunos pueden repetir estos escenarios una y otra vez, y volver a experimentar el dolor cada vez que lo hacen. O pueden tratar de guardarlo más profundamente en el subconsciente, con la esperanza de que desaparezca.
El tiempo en que se experimentaron estas emociones ya se ha ido. El dolor y el sufrimiento que podemos haber vivido aún pueden existir… Y lo único que hará desaparecer el dolor es llevarlos a nuestra conciencia y aceptarlos, abrazarlos y perdonar.
Una vez que hayamos recuperado los recuerdos, debemos aceptarlos. Aceptamos el hecho de que sucedieron, pero también aceptamos a todos por el papel que jugaron en esa desagradable experiencia.
Mayor comprensión hacia nuestros padres:
Si nos damos cuenta de que cada persona solo está operando lo mejor que sabe hacerlo, desde su propio nivel de comprensión y conciencia, podremos liberarnos.
Aunque de niños hemos percibido que nuestros padres estaban enojados con nosotros, nos rechazaban o manipulaban, podemos encontrar que en nuestras memorias, ellos solo nos estaban dando lo mejor que podían, desde su propio nivel de conciencia personal.
La mayoría de las veces, nuestros padres nos criaban de la misma manera que ellos fueron criados. Esta es la razón por la que en los casos más graves de crianza disfuncional, es muy probable que encontremos que las personas abusivas fueron abusadas. Como dijo PD James: «Lo que un niño no recibe, rara vez puede dar«.
Nuestros padres, literalmente, nos dieron lo mejor que pudieron, dadas las herramientas que aprendieron y recibieron. Una vez que sepamos esto, podemos encontrar más fácil ofrecer al menos algún tipo de empatía, en cuanto a por qué se comportaron de la manera en que lo hicieron, y, finalmente, perdonarlos completamente.
Lo mejor de llegar a un acuerdo en nuestra relación con nuestros padres y curar a nuestro niño interior, es que nuestros padres ni siquiera tienen que participar en el proceso.
Al convertirnos en el padre que nunca tuvimos o desearíamos haber tenido, podemos dirigirnos a nuestro niño interior, como si fuéramos el padre perfecto que necesitábamos, en el momento en que experimentamos el dolor emocional. Entonces podemos enviar amor incondicional a este niño, y ofrecerle la aceptación y la amabilidad que no hayamos obtenido en ese momento.
Transmitiendo amor a nuestro niño interior:
Muchas personas usan cosas como la terapia o la meditación, para ponerse en contacto con el niño interior que tiene que ser amado, y decirle a ese niño exactamente lo que necesita escuchar.
Al hacer esto, nos daremos cuenta que, no sólo mejorará nuestra relación con nuestros padres, y si no están físicamente con nosotros, notaremos que ahora en nuestra mente, ellos se encontrarán con una mayor comprensión de nuestra parte, y en consecuencia, los problemas que tenemos con las personas, y las circunstancias negativas en nuestra vida adulta, comenzaran a curarse por sí mismas.
Nuestro nuevo amor y aceptación por nosotros mismos, y por los padres que nos ayudaron a formar lo que somos como personas, se traducirá en relaciones adultas más saludables y funcionales, y también detendrá el ciclo de dolor y sufrimiento.
Una vez que hemos transmutado las viejas heridas en el amor, podemos ofrecer más amor a todas las personas en nuestras vidas.
Así que no aplaces más el encuentro con tu niño interior, hazle saber cuanto le amas, abrázale y permite que confíe plenamente en ti, permite que juntos puedan avanzar por la vida en amor, armonía y paz!
Te invito a Comenzar Una Relación De Respeto Contigo Mismo, y afirma ¡Yo me quiero!