¿Qué o quien soy yo ? Soy sólo la suma de la historia de mi vida personal, recuerdos, experiencias, pensamientos y sufrimientos? ¿O está en mí la dimensión oculta de una Conciencia misteriosa, que se superpone al ruido de las historias de mi vida personal?
¿Quién es el que experimenta el mundo a través de mi cuerpo? ¿Quién se esconde detrás de mis ojos que brillan de vida? ¿Cuál es el mayor obstáculo para mi iluminación? ¿Cómo escapar de la prisión de los Juegos de la Mente? ¿Cómo encontrar mi Verdadero Ser?
En nuestros días hay un poderoso e inquietante ímpetu, y el número de personas sensibles a la llamada del despertar espiritual es cada vez mayor. Los efectos de este impulso, que nos despierta de nuestro sueño de identificación con las diversas manifestaciones, son percibidos por cada uno de nosotros. Reconocemos que detrás de los éxitos y fracasos terrenales tiene que haber algo más profundo, algo más trascendente en nuestra vida. ¿Eres Sensible a la Llamada del Despertar espiritual?
Quien soy yo y qué hago aquí…?
Las personas que se hacen este tipo de preguntas generalmente se encuentran en una lucha con su identidad y están buscando el sentido esencial de sí mismas. Pasa que mientras más busques identificar quién eres, más frágil te sentirás contigo mismo, hasta que logres alcanzar la iluminación.
En nuestro presente estado de Conciencia nos identificamos con las diferencias existentes entre nosotros mismos, y así, estamos separados de la Unidad. En ese estado, la mayoría de nosotros hemos olvidado nuestro estado original de existencia. Hoy en día, la mayoría de la gente considera al Ego, ese pequeño Yo desprendido, como una realidad. Esa es la consecuencia de nuestra identificación con el mundo de las formas.
Nuestro estado original de existencia es un estado en el que la Conciencia no se identifica con las formas.
Este estado de la Conciencia es la Vida misma, el estado de Unidad, y el espacio vacío lleno completamente con la energía vibrante del amor que abarca todo lo demás.
Conocernos a nosotros mismos es la clave…
Nuestra identidad debe ser observada en un proceso continuo. En lugar de una instantánea estática, debemos abrazar un sentido fluido de nosotros mismos, por el cual estamos perpetuamente re-enmarcándonos, reorganizándonos, repensando y reconsiderándonos a nosotros mismos.
Necesitamos entender que la única manera de conocernos a nosotros mismos es a través de la experiencia directa, nuestra propia experiencia. Sólo podemos recibir experiencia directa si estamos alerta. Para estar alerta, necesitamos enfocar nuestra atención en el Aquí y Ahora.
La puerta de entrada a las dimensiones más profundas de la Vida es mantenerse Alerta. La Alerta nos permite aprender acerca de nosotros mismos sin identificarnos con nuestros pensamientos y emociones.
Vivir y experimentar…
Imagina que has estado en prisión por veinte años, encarcelado desde los dieciocho años. Literalmente no tienes experiencia adulta fuera de la penitenciaría. Tu sentido de ti mismo es trágicamente limitado. Podrías preguntarte: ¿Quién soy yo? Esto probablemente provocaría un frágil sentido de ti mismo que paradójicamente podría dejarte más inquieto acerca de tu inminente liberación. Difícilmente elegirías permanecer encarcelado hasta que pudieras encontrar tu identidad. Tendrías que permitir que ese nuevo sentido del yo fluya de tus nuevas experiencias en la calle, en la vida diaria.
Experimentando el presente…
Lo que experimentamos por primera vez en este nuevo estado de alerta más allá de nuestros pensamientos y emociones es la plenitud de la existencia. En ese estado, toda fragmentación desaparece de nuestras vidas, reconocemos la amplitud interior de nuestra existencia, nuestra felicidad interior y tranquilidad. Nos sentimos como en casa, en nuestra propia piel, y nos damos cuenta de que nuestra conciencia alerta está libre de todo tipo de pensamientos y emociones.
El ser testigos de nuestros pensamientos, el no reaccionar por viejo hábito, y el hacernos presentes, nos permite crear mejor nuestras vidas. Como tal, la identidad que buscamos enciende la ola de la vida, enriquecida por el entendimiento.
El Ego desaparece, la corriente de nuestros pensamientos se detiene y sólo el momento presente existe para nosotros. Entonces, en ese momento de alerta, recibimos algo de la inmensa y universal corriente de amor que viene a nosotros a través de la puerta que se ha abierto para nosotros.
La conciencia puede despertar a su propia existencia, puede escapar del hechizo de identificación con las formas.
El fin de la amnesia espiritual «quien soy yo» es el despertar de la Conciencia a su propia existencia a través de la forma que antes nos identificaba con nosotros mismos. En lugar de permanecer atascado en el miedo, necesitarías buscar experimentar una sensación de asombro y aventura. Hay una imagen de ti mismo esperando nacer. Tienes la oportunidad de reconocerte y crearte en el camino.
El universo existe en un estado de flujo constante, y es esencial entender que somos parte de ese universo. El objetivo es entonces acceder a ese potencial, manteniendo las partes de nuestra identidad que siguen sirviéndonos bien y desprendiéndonos de las viejas y habituales expresiones que nos limitan. Este proceso se conoce como desintegración positiva. Esto nos permite encontrar el equilibrio entre los extremos y entrar en una relación con uno mismo que se compromete con nuestra evolución personal.
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