Esperar que otros actúen de acuerdo a tus expectativas, es un poco absurdo, sin embargo las expectativas surgen de forma inconsciente, automática, antes de darnos siquiera cuenta, ya tenemos una larga lista de formas en que la gente debería reaccionar según las circunstancias que se generan. He oído varias veces la frase «no creen expectativas .» Pero me parece que nadie deliberadamente crea expectativas. Ellas surgen casi de forma espontánea.
Por ejemplo, cuando estoy terminando mi meditación, pienso en mi intención para el día. Siempre pongo buenas intenciones. Afirmo que tendré un día productivo y agradable, si es día de trabajo, o que tendré un día tranquilo y de renovación, si es de descanso.
Tengo ciertas expectativas. Si yo comparto algo con una persona, algo esperaré de ella.
Tus expectativas, el apego a ellas y el sufrimiento que generan:
Me parece tan humano esperar cosas buenas. Pero tus expectativas no siempre se cumplen. Las personas cambian y los acontecimientos inesperados surgen. Y ahí podemos frustrarnos mucho. Aquí viene la frase: ¿quién te mandó a crear expectativas?
Me parece que, en el intento de no frustrarse, muchas personas intentan (la mayoría sin éxito) no crear expectativas.
Lo que funciona muy bien para mí es permitirme crear expectativas positivas. ¡Y si no sucedió como yo esperaba, paciencia! El problema es nuestra adicción a las expectativas.
Y como todo apego, hace sufrir. Si me imaginé que tendría un día de descanso, pero surge una demanda de trabajo, ¿qué hago?
Práctico una postura de aceptación. Todo bien, esos no eran mis planes, pero la realidad me está presentando otra idea. Puedo aburrirme con eso o abrirme a las oportunidades que eso trae.
Cuando espero algo de alguien, y esa persona me frustra, puedo azotarme por haber creado expectativas. O puedo aceptar que yo esperaba algo y que eso no sucedió. Y si acepto, varias puertas se abren: ¿qué puedo hacer a partir de eso que sucedió?
Así que no te molestes por crear expectativas. ¡Eso es tan humano! Creo que sí no hacemos eso sólo empeoramos la situación. En la relación con los demás, esto es aún más importante. Depositar el peso de tus expectativas y esperar de una persona es muy pesado. Comunica lo que esperas. Y si ella no puede o no quiere corresponder a eso, todo bien!
Luchar con esa frustración forma parte de la vida. Escapar de la frustración a toda costa es muy agotador. Recuerda esto: tus expectativas no son el problema. El apego que tienes a ellas es lo que te hace sufrir.
La próxima vez que se te presente la opción, elige soltar los resultados, no te apegues, pues si las cosas no salen de acuerdo a tus expectativas, te va a doler, y ese dolor no te lo está causando nada externo, no lo está causando otra persona. Ese dolor te lo estás causando tú misma al crear expectativas sobre una circunstancia que está completa y totalmente fuera de tú control.
En una oportunidad viví una experiencia que encaja con éste tema cómo reflexión. Para ese entonces trabajaba yo como coordinadora de administración para una empresa dedicada al ramo de la construcción y servicios. Ya con 6 años de antigüedad, los socios de dicha firma deciden romper la sociedad. Uno de ellos me informa de la situación, indicándome que debía hacer el cálculo de mis beneficios económicos por el tiempo de servicio.
Por supuesto, eso me hizo tomar distancia y hacer lo que me correspondía cómo empleada, sin tomar parte de nada realmente, y cambié mi forma espontánea y siempre optimista de compartir con mis jefes. Este cambio en mi actitud hizo que uno de ellos me hiciera un llamado de atención, donde me informó que no le gustaba la forma en que yo estaba actuando, y que el hecho de que la empresa se disolviera, no tenía porque alterar mi forma de ser.
Bien pues, esta persona se había creado ciertas expectativas en cuanto a mi reacción y, con todo el respeto, le manifesté… Lamento mucho si mi actitud actual no le gusta, ustedes me están quitando mi empleo, el cual amo y en donde siento que dí lo mejor de mí. Sin embargo creo que eso está muy bien, ya que es una situación que escapa por completo de mi control, pero sí le agradezco mucho, respete mi reacción, ciertamente está en sus manos dejarme sin empleo, pero no puede decirme de qué forma debo reaccionar ante ello.
Hoy pienso que esta persona sufrió gracias a sus expectativas respecto a mí, y sé que en aquel momento, en que me vi sin estabilidad laboral, yo también sufrí, y ese sufrimiento fue el que generó mi cambio de actitud. Sufrí porque yo también había creado mis propias expectativas con respecto a mi futuro e esa organización.
Nuestras expectativas positivas son una bendición. El miedo a los cambios son parte del problema.
Sufrí porque mi apego a mis expectativas era muy grande, tan grande cómo el tamaño de mi compromiso con el trabajo que estaba realizando. En aquel momento no entendí que mi cambio de actitud, era mi forma de reaccionar ante mi decepción.
El apego y su forma de sabotear nuestro bienestar:
En esta experiencia vivida, aprendí mucho sobre el apego y el dolor que me causó sin necesidad alguna. Me olvidé por completo de la ley de causa y efecto. Me olvidé que cuando damos lo mejor de nosotros desde el corazón, la naturaleza no tiene otra opción que rendir tributo a dicha entrega, y devolvernos bien por bien.
En mi historia sucedió que, el otro socio tomó la decisión de crear una nueva empresa que se dedicaría a la misma actividad económica, y contaba conmigo para que continuara haciendo aquello que tanto amaba. Por 11 años continué siendo su coordinadora de administración.
Allí vi en que forma el apego me causó muchos momentos desagradables innecesarios. Aprendí que cuando vivimos circunstancias que nos parecen adversas, no es que tenemos una mala racha, es que la vida nos está ofreciendo una mejor oportunidad.
Entre lo que consideramos una circunstancia adversa siempre existe la luz de una mejor oportunidad, y ser consciente de ello me ha permitido olvidar los apegos y la resistencia a los cambios. Ya no cambio mi forma de ser, hacia una actitud negativa, sino que permanezco alerta, atenta… allí hay una nueva y muy buena oportunidad que deseo aprovechar con todo mi corazón.
Cuando estamos amando lo que hacemos, podemos confiar plenamente que todo cambio es para bienestar y prosperidad. La naturaleza se rinde ante nuestra capacidad de amar lo que hacemos.
Siento que sigo creando expectativas, pero éstas son diferentes. Son cómo la expectativa que crea un niño en navidad, cuando se acerca la llegada del niño Jesús.
Es una expectativa alegre, una expectativa amorosa surgida de la Fe. Fe en que todo cambio es para nuestro bienestar, crecimiento y evolución. Todo cambio es para hacernos cada día mejores en todos los aspectos. Y creer en ésta posibilidad me ha traído una mayor confianza en la vida, en los procesos de la vida, y una mayor confianza en mí capacidad para aprovechar todas esas oportunidades maravillosas que la vida nos ofrece. Así que Tus expectativas, siempre que sean positivas, son un regalo.
Te invito a leer sobre Tu Poder Para Crear La Vida Que Deseas, aprovéchalo porque tienes todas las herramientas para lograrlo.