En estos últimos meses he estado leyendo y escribiendo mucho sobre la influencia de lo positivo y lo negativo en nuestras vidas, y la forma en que ambas definen nuestro bienestar o malestar, nuestra capacidad de sanar, o por el contrario, nuestra capacidad para enfermarnos.
He aprendido que mi “Yo”, no es sólo carne y huesos. He aprendido que soy cuerpo físico, cuerpo mental, cuerpo emocional y cuerpo energético.
En un principio entendí que nuestros pensamientos impulsan nuestras emociones, y que dependiendo de la calidad de ambos, nuestro cuerpo físico sufre para bien o para mal.
Existen miles de razones para elegir lo positivo, y la razón más trascendente es: El amor propio.
Cómo influyen en nuestro Ser lo positivo y lo negativo?
Nuestros pensamientos son el origen de cómo se manifiesta nuestra existencia en el plano físico. Siendo que es allí donde se crean las ideas que harán surgir nuestras emociones, las cuales definen nuestra actitud.
Entiendo que cuando pensamos de forma negativa nacen en nuestro interior sentimientos negativos que afectan nuestra salud y nuestro bienestar, creando estados emocionales angustiosos y estresantes, a lo que nuestro cerebro responde segregando hormonas y sustancias que nos enferman y pueden, en casos extremos, ocasionar enfermedades terminales.
De igual modo pasa cuando pensamos de forma positiva. Nacen en nuestro interior sentimientos positivos que nos permiten mostrar una actitud optimista y emprendedora, donde el bienestar y la felicidad hacen vida en común, y nuestro cerebro responde segregando hormonas y sustancias que nos sanan, y que incluso pueden revertir enfermedades de tipo terminal.
En ese espacio positivo, es donde nuestra glándula timo ejerce el comando sobre nuestro sistema inmunológico. Entra en acción la dopamina, para contrarrestar los efectos del cortisol segregado durante nuestros episodios de angustias y estrés, y las células NK “Natural Killer” pueden comenzar la búsqueda y destrucción de las células malignas que se formaron durante nuestros episodios negativos.
La esperanza y la fe hacen de los pensamientos positivos una corona de amor.
Aprendí que mi glándula timo se fortalece en tamaño y potencia, cuando mis pensamientos y sentimientos son positivos. Cuando mi actitud es optimista, tranquila, relajada, alegre y feliz. Y que disminuye a la mitad de su tamaño y se comprime cuando elijo de forma por demás inconsciente, aferrarme a la negatividad, la tristeza, la apatía, la desesperanza y la falta de fe.
Es evidente para mí, y espero que también para quienes me lean, que la opción más lógica, razonable y saludable, es tomar la decisión seria y responsable de alinearme con los pensamientos positivos.
Estar en línea con los pensamientos positivos, lo veo así cómo simplemente pensar para bien, buscar el lado positivo a todas las situaciones que nos corresponde enfrentar, tomar los aprendizajes inmersos en las situaciones desagradables, y por sobre todo, cuidar nuestras reacciones ante tales situaciones, de tal forma que, emocionalmente podamos conservar la paz interior.
Cómo influyen lo positivo y lo negativo en nuestro cuerpo energético:
Ahora me encuentro en la etapa de asimilar toda la información que he leído y escrito en relación a nuestro cuerpo energético, y cómo éste se ve influenciado por lo positivo y lo negativo.
Aprendí que también somos energía, y que ésta energía vibra en diferentes niveles.
El nivel en que puede vibrar nuestra energía también está totalmente influenciado por lo positivo y lo negativo.
Nuestra energía vital es: nuestras ganas de vivir y querer comernos al mundo con nuestra actitud optimista y emprendedora.
Veo a nuestra energía vital, cómo nuestro ser espiritual. Éste se alimenta de los sentimientos positivos de amor y compasión en todo cuanto realizamos. Irradiar la energía del amor y la compasión eleva nuestro nivel de vibración energética.
En una vibración energética elevada, tenemos más a nuestro alcance la consecución de nuestros sueños, de nuestros anhelos. Aprendí que cuando mi energía vital vibra en una frecuencia elevada, yo puedo manifestar mis deseos más profundos, si conservo la actitud que es correcta. Y metafóricamente hablando, creo que si quisiera, podría levantar una mano y tocar la luna.
Cuando nuestros sentimientos son negativos, nuestra energía vital vibra a una frecuencia baja. Las emociones de odio, rabia, rencor, remordimientos, y toda esa gama de sentimientos negativos que podemos sentir, y que son impulsados por pensamientos y situaciones negativas, hacen que nuestra vibración energética descienda hasta el subsuelo.
Cuando eso sucede, cuando nos encontramos bajos de energía, nuestro campo energético “aura”, sufre grietas y agujeros que permiten la entrada de enfermedades, dolores, malestares. Nos sentimos físicamente agotados, con sueño, cansados aunque no hagamos ningún esfuerzo. Cuando nuestra energía está vibrando bajo, nos alejamos de nuestra posibilidad de lograr todo lo que queremos. Nos alejamos de hacer realidad nuestros sueños, y nos auto saboteamos cualquier posibilidad de bienestar futuro.
Toda ésta reflexión me lleva a concluir que: ser, pensar y actuar de forma negativa no es opción para mí.
Yo quiero una vida alegre, feliz, tranquila y con paz interior. Yo quiero hacer realidad mis sueños y los anhelos más profundos de mi corazón. Yo quiero vivir una vida sana y con mucho bienestar, para acompañar a mis seres queridos, apoyarlos, y si me es posible, ayudarlos a que logren entender estas líneas.
Lo positivo y lo negativo ya no van juntos en mi vida. Yo quiero que lo positivo sea lo que impere en mi mente, en mi corazón y en todo mi ser. Esta es mi elección consciente. Este es el regalo que elijo hacerme a mí misma, y lo hago con lágrimas de emoción en mis ojos, porque, tomar ésta decisión consciente es mi mejor manera de demostrarme cuánto me amo!
Te invito a leer cómo aprender a irradiar la energía del amor y contribuir a sanar el mundo!