El acuerdo entre las almas es un paso previo en nuestro camino hacia la encarnación. Nuestra vida en el plano terrenal es algo así cómo un cuento de novela, o cuento de hadas, donde nuestras almas se reúnen antes de volver a encarnar, con las almas de todas las personas que, de alguna forma actuarán junto a nosotros en la nueva y fabulosa historia de novela llamada nuestra próxima vida.
De acuerdo a los diferentes medios que han escrito sobre este tema, cuando un alma decide reencarnar, elije los aprendizajes a recibir durante la reencarnación.
Estos aprendizajes requieren de las personas apropiadas para brindarle todas las experiencias que le llevaran a obtener el aprendizaje deseado.
Aunque no lo recuerdo, sé que te amo desde antes de nacer.
El acuerdo entre las Almas en el plano espiritual:
Cada alma tiene una selección de experiencias que requiere vivir para lograr el aprendizaje que necesita, para lo cual hace acuerdos con todas las almas que, de alguna forma convivirán con ella, o compartirán con ella su experiencia de vida terrenal.
Es así como antes de nacer, hemos elegido a los padres apropiados, a los hermanos, a los vecinos, a nuestra pareja, e incluso antes de nacer, ya hemos negociado quienes serán nuestros hijos, amigos, compañeros de trabajo, jefes, etc.
Las almas pueden elegir su aprendizaje a través de experiencias como el desapego, la soledad, la riqueza material, la relación de pareja, etc., y así seleccionan el tema a trabajar, para luego hacer los acuerdos entre las almas que ayudaran a hacer realidad éste aprendizaje.
Cómo en una obra de teatro o telenovela, cada quién tiene programada su historia de vida, y cada persona con la que nos relacionamos y las experiencias que compartimos con ellas, son parte del acuerdo entre las almas, realizado previamente para ayudar en nuestra evolución como seres humanos, a través de los aprendizajes.
Todas las almas eligieron su misión en la vida terrenal, y se reunieron para pactar entre ellas la forma en que se relacionarían. Igual que elegir las materias a cursar para obtener un grado superior, así las almas se preparan, y se reparten los roles que desempeñará cada quien en la obra de teatro de la vida.
Si consideramos lo anterior, significa que cada experiencia compartida con nuestros padres, hermanos y todas las almas que nos acompañan desde nuestro nacimiento, y a lo largo de nuestras vidas, ha sido recreada para ayudarnos a elevar nuestras almas a un nuevo nivel de conciencia superior.
Es así como todas nuestras experiencias, las felices, las dolorosas, y las que nos han dejado una profunda huella en el alma, han sido previamente planeadas por nosotros mismos, con el fin único de ayudarnos en nuestro crecimiento espiritual.
Cada experiencia vivida, ha sido previamente acordada para contribuir a nuestra iluminación.
Reflexión sobre el conocimiento de pactos entre almas
A lo largo de nuestras vidas, hemos vivido situaciones muy positivas y gratificantes, y éstas situaciones han sido compartidas y agradecidas a las personas con quienes las hemos compartido.
De igual modo, muchos hemos vivido experiencias negativas, muy dolorosas, que nos han dejado un sabor amargo en la boca, el corazón arrugado, y seguramente una lista de personas con quienes no queremos volver a compartir ni siquiera un saludo.
Y precisamente estas experiencias negativas, también forman parte del acuerdo entre las almas que hicimos cuando nos tocó reencarnar y además, son éstas experiencias dolorosas las que nos dejan el mayor aprendizaje.
Las experiencias dolorosas y el profundo sufrimiento, son precisamente lo que más nos ayuda a mirar hacia dentro, a nuestro corazón, y nos impulsa a valorar nuestro nivel de fe.
Ellas son las que aceleran nuestra madurez, y nos abren los sentidos hacia lo espiritual, ayudándonos a darle mayor valor y significado.
Son precisamente estas experiencias que nos desgarran el corazón, las que tendríamos que aprender a agradecer profundamente, porque, a pesar de las heridas, son las que más contribuyen a elevarnos como seres espirituales, alcanzando a través de ellas, otros niveles de consciencia superior.
Diría que habría que reconocer a las personas que nos han herido tanto, su perfecta participación en la obra que es nuestra vida, y agradecerles con mucha fuerza por haber cumplido con su parte del pacto realizado entre almas antes de nacer.
De esta forma, estaríamos honrando nuestro compromiso espiritual, hacia una vida en el plano terrenal, hecho exclusivamente para hacernos mejores seres humanos y con el objetivo último de contribuir a nuestra elevación espiritual.
¿Puedes imaginar tu alma pura y brillante, sentada en una nube en compañía de quién sería tu compañero de vida, escribiendo juntos el guión de todo lo que compartirían en esta vida? Suena maravilloso, si ese guión incluía una hermosa relación de pareja llena de amor y muchas bendiciones.
Sería algo por lo que estar eternamente agradecida. Y, del mismo modo habría que estar agradecida sí, en vez de amor y muchas bendiciones, incluía mucho dolor, lágrimas y sufrimientos. Al final ambos están cumpliendo con su parte del pacto celestial.
En esta vida nada es casual, todo fue previamente establecido.
Tenemos libre albedrío, y cada quién tiene en sus manos el papel a desempeñar, sin embargo el diálogo y las acciones a seguir son la responsabilidad de cada alma.
Si nos ponemos a profundizar en todas las personas que, de una u otra forma han participado en el desarrollo de nuestra existencia, y pudiéramos incluso imaginar la magnitud de nuestro encuentro de almas, planeando con cada uno el rol que desempeñaría, sería fácil ver y entender el porqué de muchas de nuestras experiencias.
Aquella donde te relacionaste con un jefe exigente, quien te pedía estar siempre al día y actualizada en tus conocimientos para realizar un buen desempeño en tu cargo. Seguramente tu pacto con esa alma fue que, a través de sus exigencias, tu llegarías a instruirte de la mejor forma posible para lograr escalar hacía una vida más prospera y exitosa.
En nuestro estado consciente, no tenemos la menor idea de cuales fueron esos acuerdos, sin embargo, nuestra alma si lo sabe, y además contamos con nuestra intuición, quien nos dice cómo actuar, y qué hacer en cada encuentro, con esas personas que nos ayudarán en nuestra evolución.
¿Qué hacer con este nuevo conocimiento sobre el encuentro entre las almas?
A pesar que no tenemos recuerdo alguno sobre nuestro acuerdo entre las almas, y tampoco tenemos recuerdo de lo que nos une a todos, existe un acuerdo tácito entre todos, y este acuerdo surge por nuestra necesidad de permanecer juntos para ayudarnos mutuamente a crecer y evolucionar a niveles superiores de consciencia.
Todos unidos, formamos un gran equipo sanador, ya que nos ocupamos de nuestro desarrollo, y al mismo tiempo contribuimos al desarrollo de los demás, sin embargo, durante el trayecto de nuestra vida terrenal, puede que cerremos de forma abrupta nuestra relación con uno y otro miembro del acuerdo entre las almas, por problemas terrenales, y esto puede darse por nuestro libre albedrío.
El camino que iniciamos con nuestra primera encarnación, y que puede datar de miles de años atrás, tiene un solo fin a alcanzar, y ese es nuestra iluminación. En cada encarnación sumamos gotas de luz a nuestro nivel de consciencia, lo que nos permite evolucionar a niveles superiores.
Vamos avanzando poco a poco en términos terrenales, más en términos celestiales y espirituales, vamos a la velocidad de la luz.
Por último, quisiera contarles una experiencia personal que me inclina muy fuertemente a aceptar todo lo antes escrito como la verdad, verdadera:
“Hace algunos años atrás entró en mi vida quién sería mi compañero de alma por 7 años. Cuando iniciamos nuestro trato y comenzó a surgir entre nosotros un creciente interés mutuo, yo sentí muchas dudas. Me gustaba tanto que me aterraba en igual medida confiar (volver a confiar).
Acostumbrada a orar, una noche me senté en silencio e hice una solicitud mental para que me dieran una pequeña luz sobre nuestra naciente relación. Recibí algo más que una luz. Escuché en mi consciencia las siguientes palabras: Hazlo. Acepta porque esa persona vino a tu vida para darte todo aquello que tú necesitas, así que no lo dudes más, porque entre él y tú existe un pacto celestial.”
Guaooo.! Esa especie de mensaje espiritual hizo que abriera mis alas… hizo que volara hacia los brazos de quién me pretendía. Compartimos por 7 años, y así como empezó, así mismo terminó. El pacto se había roto gracias al libre albedrío de ambos.
Hoy le estoy muy agradecida por el aprendizaje recibido. Y ahora también por haber cumplido con su parte del acuerdo entre las almas que alguna vez debimos haber celebrado antes de llegar a éste plano terrenal. Así como agradezco desde lo más profundo de mi corazón, a todas las almas con las que he tenido la bendición de compartir y, a ellas les digo: “Gracias por haber respetado nuestro acuerdo”.
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